Sperm - Help Select

martes, 1 de abril de 2014

CAPÍTULO 6. " Falta de aire "

- Joder Isis, creía que no te traerías tu casa entera a aquí - dije.
- Uy Min que vaga te estás volviendo... - me respondió.
- ¿Cómo has dicho? - pregunté arqueando una ceja mientras la empujaba tirándola encima de los cojines - bueno venga, ¿no querías ir a Camden? Pues ya va siendo hora.

Habíamos tardado 2 horas en instalar todas sus cosas, así que imaginad todo lo que sería. Serían las 15:30 o algo así cuando después de haber comido tan tarde como solíamos hacer en España, cogimos el metro para dirigirnos a Camden. 
Nuestra parada de metro más cercana era Notting Hill Gate, que era roja, amarilla y verde. Así que después de estudiar el mapa del metro unas 30 veces, cogimos la amarilla hasta Edgware Road, allí cambiamos de tren para ir hasta King's Cross St. Pancras, y ahí cambiamos a la negra hasta Camden Town. 

- Bueno, pues ya estamos aquí - dije mientras salíamos al exterior.
- Oh, no ha cambiado nada - dijo Isis.
- ¿Qué esperabas? ¿Qué Camden se chonizase o algo así? - dije riéndome.
- Jajaja bueno, algo así, no tienes ni idea de como va España con eso, cada vez son más, parecen una plaga - dijo entre risas.
- Mira, otro "pro" más en haberme ido, prefiero no saberlo - la respondí - bueno, es tu primer día después de años, tú eliges cual es la primera tienda a la que ir. Almenos que... Quieras entrar en todas.
- Me conoces demasiado Min - dijo con su enorme sonrisa cogiéndome del brazo.
Os juro que aquellas 4 horas se hicieron eternas, me dolían los pies como nunca antes y yo ya comenzaba por desesperarme. Había entrado en TODAS, ABSOLUTAMENTE TODAS las tiendas, había visto TODAS las prendas, TODAS las botas y TODOS los accesorios que vendían en todo el mercado. Pero era mi mejor amiga, y la veía feliz, así que con eso me bastaba.

- Oye Isis - la dije mientras miraba una camiseta de estas que tienen ecualizadores en la parte del pecho - ¿mandaste un sms diciendo que habías llegado bien a tu familia? No te he visto usar el móvil ni un momento desde que has llegado.
- ¡COPÓN! - dijo Isis (que era su palabra más famosa) - deben de estar preocupados.
- Nos ha jodido - dije.
- Y además no tengo batería - respondió.
- Y por supuesto tendremos que ir a hacerte un contrato telefónico nuevo dado que vas a estar aquí permanentemente, ¿no? - pregunté mientras me miraba con ojitos de niña pequeña - oh no, no voy a dejarte el mío porque estoy arruinada, vamos a una cabina y yo te pago la llamada desde ahí, de verdad.
- Gracias Min... No me di cuenta - respondió.
- Ha sido un día largo y de muchos cambios y adaptaciones, no te preocupes - respondí.
Caminamos apenas 5 metros hasta la cabina telefónica más cercana.
- ¿Nos hacemos una foto guay con tu móvil y la cabina? - preguntó - POR FA, así tendremos recuerdos de mi primer día aquí.
- ¿No te valen como recuerdos las miles de cosas que te has comprado? - pregunté mientras miraba atentamente a sus bolsas.
- Por favor, por favor, por favor... - decía.
- Sí, vale, voy a pedir que nos la hagan - dije - perdone, señor, ¿le importaría hacernos una foto?
- Claro, sin problema - respondió el señor.
- ¡Muchas gracias! - dijo Isis con su sonrisa - ¡qué tenga un buen día!
- Igualmente señoritas - respondió el señor.
- ¡Déjame verla! - decía Isis mientras me arrancaba el teléfono de la mano - oh, que bonita.
- A ver si eso es cierto - dije mientras miraba la foto.
- Min, ¿qué miras? - me preguntó mientras cogía mi teléfono de vuelta.
Amplié la foto y ahí estaba.
- ¿Qué cojones? - me pregunté en muy pero que MUY voz alta entrando en la cabina.
Y... ¡Zas! Sí, ¡ZAS! Pero un zas de los grandes.
Me quedé mirando el teléfono de dentro de la cabina como unos segundos tapándole la vista a Isis.
- ¿Qué pasa Min? ¿Qué miras? - preguntó mientras me daba un empujón - DIME QUE ESO NO ES UNA MANO HUMANA.
- ¡Isis! - dije - no alteres a la gente que pueda pasar por ahí, cállate un momento.
- Perdón perdón - dijo.
- Voy a llamar a todos mis compañeros, parece una mano humana - dije mientras cogía el teléfono - ¡ISIS JODER NI SE TE OCURRA TOCARLO QUE PUEDE HABER PRUEBAS! 
- Ya, ya lo se - dijo.
- Entonces para, YA - grité.
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- Dobson, Clart, Claire, ¿me oís? - preguntaba.
- Sí, está el altavoz puesto - respondió Clart que es al que había llamado.
- Bien, pues resulta que estaba de compras por Camden celebrando la llegada de mi amiga Isis cuando en una cabina de teléfono me he encontrado una mano, humana, cortada de cuajo y sujetando el teléfono - dije.
- Eso suena tétrico - dijo Dobson.
- ¡Pero ya vamos para allá! - dijo Claire.
- Hasta ahora - respondí.
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- Isis más te vale no haber tocado otra vez la mano - dije en tono amenazante pero de broma.
- No, te juro que no - dijo.
- Vale, tranquila. Bueno, pues vas a presenciar la actuación de mi departamento de policía en estos casos - dije - aparte de conocer a todos.
- ¡Qué bien! - dijo.
- Ahora será mejor que salgamos de lo que podría ser el escenario del crimen antes de que Claire comience a gritarme - dije.
- ¿Quién es Claire? - preguntó Isis.
- Nuestra forense, ahora la verás - dije.

- Clart cariño - dije - Claire te necesita y tú no haces más que intentar ligar con Isis, ¿puedes por favor centrarte en el trabajo?
- Uy, ¿tienes celos Min? - dijo poniendo morritos.
- Tira Clart, tira - dije riéndome - ¿Isis? ¿Y esos colores? 
- Es que menudo hombre es Clart - respondió.
- ¿Cómo? Jajajaja no me lo puedo creer - respondí.
- Aunque Dobson también es un encanto - dijo.
- Con Dobson ni una, que tiene novia, Mary se llama, y creo que va a pedirla matrimonio - respondí.
- Bueno... Eso a veces da igual - respondió.
- Isis, no, haz lo que quieras pero no con la gente de mi comisaría que luego se crea muy mal ambiente, ¿vale? - dije.
- Sí, sí - respondió.
- Bueno, y ahora deberías ir a casa, esto es un caso que hay que investigar y no estás autorizada... Lo siento - dije.
- Bueno vale, no importa - respondió.
- Ah, toma, tus llaves, se me olvidó dártelas antes - dije - carga el móvil en casa, llama a tu familia y ya te llamaré yo luego.
- ¡Adiós! - dijo.

- Menuda amiguita tienes, ¿eh Min? - dijo Clart.
- Clart, ¿tú que parte de ponte a trabajar no has entendido? - respondí.
- Uy Min, te veo un poco tensa - dijo Dobson metiéndose en medio de la conversación.
- Digamos que no llevo muy bien eso de encontrarme manos en cabinas de teléfono el día que tengo libre, y menos el primer día que llega mi mejor amiga - respondí.
- De acuerdo - dijo Claire interrumpiendo - ahora si no os importa vamos a hablar sobre esa mano. No hacen falta muchos estudios para saber que la mano fue cortada con algún tipo de utensilio muy afilado.
- Tendremos que hacer pruebas en el laboratorio con diferentes utensilios pues - dije.
- Sí - respondió Claire - y además hay miles de huellas, probablemente de todos los que han usado la cabina, pero tal vez sirva alguna de algo.
- Vale, gracias Claire - dije - marcha a comisaría.

- ¿Isis de dónde es? - preguntó Clart.
- Del mismo sitio de donde soy yo, haz memoria Clart, el alzheimer aún no puede haber llamado a tu puerta - respondí en tono irónico mientras Clart se retiraba meditando que responderme, pero en ese momento apareció Claire.
- ¡Min! - dijo.
- ¡Dime! - respondí.
- De la mano no puedo decirte nada más que lo que has visto... Piel morena y bueno, el único dato es que tiene que tener entre 30 y 40 años - dijo.
- No creo que eso vaya a ser de mucha ayuda - respondí - ¿y los técnicos? ¿Han encontrado huellas en la cabina?
- Eso por supuesto, pero unas 150 huellas claras, lo hemos cotejado con la base de datos y coinciden unas 30 con nuestra base de datos - respondió.
- Normal, tenemos a tres cuartos de la población londinense registrada en nuestra base de datos, no me extrañaría que 30 personas hubiesen pasado por esa cabina alguna vez en sus vidas - respondí - de todas maneras, ¿hay alguna posibilidad de distinguir entre huellas antiguas y recientes? Por ejemplo, ¿en un rango de una semana?
- Eso debería ser posible, llamaré a los técnicos a comprobarlo - respondió mientras se iba a por el teléfono.

Serían las 21:30 o así cuando llamé a Isis a preguntarla cómo estaba.
- Isis - dije - ¿todo bien?
- Claro, simplemente un poco perpléjica aún por lo ocurrido en el primer día - respondió.
- Es normal, no debe de haberle sentado bien al cuerpo - respondí.
- Tampoco te creas... 
- ¿Llamaste a tu familia? - pregunté.
- Sí, en cuanto llegué a casa - respondió.
- Si quieres cuando acabe este caso, que espero que sea mañana, podemos ir  a una oficina de operadoras para contratarte una tarifa de móvil fija de aquí, dado que te vas a quedar indefinidamente - dije.
- Sí, eso sería una gran idea. ¿Qué tal el caso? - preguntó.
- Pues exactamente igual que hace horas, no se pueden sacar muchos datos de una mano, como sabrás - respondí - Isis tengo que dejarte, no creo que duerma hoy en casa. Luego te mano un mensaje. Cuidate y descansa.
- ¡Igualmente! - dijo Isis antes de que colgase el teléfono.

- Los técnicos dicen que si es posible determinar en un rango más o menos específico la antigüedad de las huellas de la cabina - dijo Clart.
- ¿Y por qué no lo están haciendo? - pregunté.
- Necesitan una orden judicial para utilizar no se qué aparato, y por lo visto eso sólo puede conseguirlo el/la jefe/jefa del departamento, así que te toca a ti - me dijo.
- ¡A por la maldita orden judicial! - dije cabreada y molesta.

Sobre las 22:15, o sea unos 45 minutos después, aparecí con la orden judicial en mano, por lo que los técnicos se pusieron manos a la obra en cuanto me vieron entrar con el papelito en la mano. 

Daba la madrugada y seguían analizando huellas. Huellas y huellas y huellas, y más huellas. Había, en conclusión, MUCHAS HUELLAS. Obviamente a mí se me empezaron a cerrar los ojos y la cabeza comenzaba su retorno al botón OFF para descansar. 
- ¿Quieres un café Tryson? - preguntó Dobson.
- Depende... ¿Debo permanecer despierta o puedo echar una cabezadita? - pregunté con ojitos tristes.
- Duérmete un rato, si aparece algo yo te aviso - me dijo.
- Gracias, te debo una - respondí con una sonrisa ya medio adormilada.

- Min - dijo Dobson - ya tienen las huellas de la última semana.
- 5 de la mañana y las tenemos, todo un logro - dije mientras me estiraba y me incorporaba del sofá - un día me quedaré sin espalda de las "cabezaditas" estas.
- Normal, ese sofá no está hecho para dormir entre horas de trabajo - dijo esbozando una sonrisa.
Me retiré hasta la planta -1 de la comisaría, donde estaban los técnicos con ese aparato tan enorme analizando huellas sin parar. Que si os digo la verdad, a día de hoy aún no se ni que hacía el aparato, aparte de determinar en un rango la antigüedad de las huellas, ni como se llamaba.
- Buenas noches, o días, según como lo miréis - les dije a los técnicos mientras me esperaban con una sonrisa un poco forzada - ¿qué tenéis para mí?
- Encima del escritorio de allí hemos dejado las que apróximadamente han sido de la última semana. En el informe pone cada huella con su asociada identidad, así como la dirección donde vive actualmente, situación sentimental, antecedentes... Etc. - dijo un técnico.
- Muchas gracias, me llevaré el papeleo para arriba, hasta luego - dije mientras volvía a coger el ascensor.

- Dobson, tenemos papeleo, llama a Clart - dije.
Clart, Dobson y yo estuvimos separando las 17 huellas diferentes de la última semana y nos repartimos las casas a las que acudiríamos para entrevistar a estas personas. 
Tiempo después, sobre las 8 de la mañana, íbamos a salir cada uno en su coche a las direcciones que poseíamos cuando me olvidé del móvil en la mesa del despacho y volví a por él a toda prisa.
Es desde ese momento cuando prácticamente no me acuerdo de nada.

Corrí simplemente por las escaleras, que serían, no se, unos tristes 700 peldaños, cuando comencé a notar que mi pecho se obstruía. "Oh no", pensé cuando empezó a fallarme la respiración.
Digamos que el asma había sido, desde niña, uno de mis peores factores, probablemente me hacía débil respecto a cosas tan inútiles como subir 700 peldaños de escaleras, así que no lo soportaba. 
Fue entonces, cuando, según lo que me han contado, debí desplomarme en una esquina de las escaleras para retomar el aire. Pero a falta del inhalador y de alguien que me ayudase, mi respiración falló y prácticamente la inconsciencia dominó la situación.
Lo único que recuerdo es abrir los ojos y ver el hospital, con Isis al lado observándome y una enfermera con una sonrisa falsa de cojones.
- Buenos días, ¿cómo se encuentra inspectora Tryson? - me preguntó la enfermera.
- Confundida - respondí.
- Está en el hospital - dijo la enfermera antes de que Isis la interrumpiese.
- Min, al volver a por el móvil a tu despacho te dio un ataque de asma y te desplomaste en las escaleras, Dobson y Clart extrañados por lo que tardabas fueron en tu busca y te encontraron, Clart te trajo aquí - me dijo Isis.
- Ah, ya... - respondí algo confundida aún - ¿y el caso?
- Clart y Dobson se lo volvieron a distribuir entre ellos - respondió.
- Ah, bien, bien - dije.

Me pasé el día entero en un eterno reposo que me sentó bastante bien. La verdad, había preferido llegar a casa con el caso acabado y haberme tumbado en la cama a dormir en vez de estar completamente medio drogada por los efectos de la medicina en una cama de hospital, pero no se podía evitar la situación.
Estuve dos días medio drogada por las inyecciones y las medicinas, supongo que el ataque de asma había sido más grave de lo que parecía, incluso me dijeron que podía pedir baja por enfermedad de más de una semana, a lo que por supuesto, me negué, porque confiaba en que mi organismo se recuperara a su debido ritmo.
El 19 de marzo me mandaron a casa con el bolso cargado de pastillas infernales y con cientos de inhaladores (ya que casi siempre se me olvida llevar uno en el bolso). Isis no se separó de mí desde que abrí los ojos en el hospital y estaba confundida. Lo que agradecí bastante, ya que cada vez valoraba más su amistad.
Llegamos a casa sobre las 15:20 o así cuando sonó mi teléfono, que estaba en la otra punta del salón. Fui a incorporarme y a darme una "mini carrerita" hasta la mesilla donde lo había dejado, pero Isis se dio más prisa que yo.
- Ni se te ocurra incorporarte y mucho menos hacer ningún esfuerzo - dijo - el médico ha dicho que reposo, mínimo hasta el miércoles.
- Vale, pero coge el puto móvil y dámelo - dije.

- ¿Dígame? - pregunté.
- Tryson espero que te encuentres mejor... - dijo Clart.
- Sí, gracias - respondí.
- Pero tenemos un problema... - djjo.
- ¿Qué ocurre? - pregunté.
- Es Claire, no se sabe nada de ella desde la noche que estaban los técnicos analizando las huellas - me respondió.
- Seguro que ha salido a relajarse por ahí - dije - avisadme si hay novedades.

Colgué el teléfono y observé como Isis se embobaba con cualquier absurdo programa de television cuando sonó el teléfono otra vez.
- Claire ha sido asesinada, la han encontrado en su coche - dijo Clart al otro lado de la línea.
El móvil se me cayó de la mano y permanecí inmóvil durante minutos, o incluso horas, hasta que recaí en una falta grave de respiración y una ambulancia me devolvió al hospital del que había salido esa mañana.

1 comentario:

  1. Hola!!!!
    Me encanta tú novela y me preguntaba si vas a seguir con ella porque es genial.
    También comentarte que si conoces alguna de este estilo, pues me lo dices.
    Aquí te dejo mi twitter @noe_95_ga para que me avises,
    Un besado enorme

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