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jueves, 20 de febrero de 2014

CAPÍTULO 3. "Donde los ojos no ven, no encuentran"

¿PERO QUÉ HORA ES?
Esas fueron mis primeras palabras nada más abrir los ojos. Llevaba durmiendo un día prácticamente, porque cuando me incorporé a ver que hora era, el reloj marcaba las 05:20 de la mañana, lo que quería decir que llevaba 23 horas durmiendo.
- ¡MADRE MÍA! - grité al ver el despertador.
Nunca dormía tanto, pero había sido una semana muy larga así que el agotamiento había ganado la batalla esa vez. Miré el teléfono por si acaso alguien me había echado de menos a lo largo del día, pero sólo había un mensaje de Isis, y como aún estaba yo medio dormida y viendo borroso, pasé un poco de leerlo.
Me metí de nuevo en la cama, me cubrí hasta arriba con la manta porque hacía bastante frío y me volví a sumergir en sueños.
Ese día pude levantarme a las 9 de la mañana tranquilamente, fui a la cocina y me hice un café "fortissimo" para ver si hacía efecto y volvía de los sueños al planeta Tierra. Puse la televisión y estuve viendo un canal de informativos que está durante todo el día, lo que vendría siendo el 24 horas de España. Me tumbé en el sofá y volví a cerrar los ojos con la esperanza de volverme a quedar dormida, pero había dormido más de 24 horas así que no hubo suerte.
En ese momento recordé el mensaje de Isis mañanero que no había leído por vaguería, por lo que cogí mi móvil y lo leí:
El piso es muy pero que muy bonito, ¿has ido a hablar con el/la dueñ@ ya?
Cuando hayas hablado y tengamos todo planeado podré pensar en
fechas para irme para allá y así buscar trabajo para poder
asentarme correctamente. Te quiero Min, un beso. ^^

Joder Isis, ahora que lo pienso era un poquito pesada, pero sólo un poquito ¿eh? Bueno, después de haber leído el mensaje no me apetecía mucho responder, pero caí en que ya llevaba un día sin responderla, lo que quería decir que ella estaría histérica, por lo que llamé al número de contacto que ponía sobre el piso.

- Buenos días, soy Minerva Tryson, le llamaba porque estoy interesada en alquilar el piso que pone en su página web.
(Me respondió una mujer con una voz muy hermosa)
- ¡Buenos días! - me respondió entusiasmada, supongo que por lo del piso. - Me alegra mucho oír que está usted interesada en el piso, ¿querría venir a inspeccionarlo usted y hablar de dinero y todo?
- Por supuesto - respondí - ¿le vendría bien que me pasara por allí en unos... 40 minutos?
- Perfecto, sin problema, hasta ahora señora Minerva.

- ¿SEÑORA? ¿ME HA LLAMADO SEÑORA?- pregunté en alto una vez que había colgado el teléfono.

El piso estaba muy cerca de la parada de metro de Notting Hill Gate, pero aún así, cogí el coche por si acaso me llamaban del trabajo.
Llegué muy puntual para mi gusto, pero lo agradecí bastante.
- Buenos días, soy Minerva Tryson - le dije a la mujer que había esperando en la puerta.
- ¡Oh! Sí, sí, he hablado con usted por teléfono - respondió con una sonrisa enorme - bien, ¿quiere entrar al ver el piso?
- Por supuesto - respondí devolviéndole la sonrisa.
El piso era todavía más grande de lo que ya parecía en las fotos, y a cada metro cuadrado que recorría, más me gustaba.
- ¿Qué tal le parece? - me preguntó la señora mientras cerraba la puerta y nos dirigíamos hacia la calle.
- Es precioso - le dije - continuo muy interesada en él.
- Agradezco oír eso - dijo con su anterior y enorme sonrisa - sólo falta hablar sobre los precios y las condiciones... ¿Qué le parece si vamos a tomar un café al bar que hay ahí enfrente y hablamos sobre ello? - me preguntó.
- Por supuesto, mientras no me llamen del trabajo no tengo ningún problema - respondí.

Pues... MILAGROSAMENTE, (y remarco el milagrosamente porque lo creía imposible) no me llamaron del trabajo en toda la mañana, llevaban prácticamente 1 día y medio sin llamarme, lo que quería decir que no había trabajo. Aunque me resultó un poco raro, normalmente estamos desbordados de trabajo, pero lo dejé pasar.
Estuvimos 1 hora o así hablando en el bar sobre las condiciones, la señora decía que no podíamos traer animales al piso, y me enfadé por ello, ya que estaba segura que una vez instaladas allí, Isis querría un gato, o dos, para hacernos compañía. Tras 15 minutos despotricando, la señora aceptó, pero me advirtió que ante cualquier destrozo por el animal, yo sería la responsable de pagar los daños, a lo cual aceptó. 
Hablamos sobre los precios, que ante el tamaño del piso y el lugar en el que estaba situado, eran caros, pero razonables. Hice números y me di cuenta de que el piso podría pagarlo incluso estando yo sola, no es que ganase un dineral, pero gastaba muy poco, así que acepté el contrato de alquiler y llamé a Isis para contárselo.
- ¡Isis! - dije.
- ¡Desaparecida! Digo... ¡Min! - respondió.
- Muy graciosa, llamaba para contarte algo pero ahora tú y tus bromitas os vais a quedar con una abrumadora intriga - dije.
- ¡NO NO NO! ¡CUÉNTAME! ¡NO MIN POR FAVOR! ¡ANDA ANDA ANDA! - gritaba al otro lado del teléfono.
Tenía muchas ganas de hacerla esperar, pero se puso tan pesada que confesé.
- He firmado todo lo del piso, ya es nuestro - dije.
- ¿EN SERIO? ¡QUÉ ILUUUUUUUU! - respondía como una niña pequeña.
- Sí - respondí - ya puedes ir pensando en venirte a hacerme compañía.
- ¡Claro! - dijo - miraré vuelos y todo lo que me tengo que llevar... ¡Te llamaré pronto Min!
- Adiós.

Pero la fiesta se acabó cuando al ir al guardarme el móvil en el bolsillo, empezó a sonar la cancioncita que tenía de tono de llamada para cuando llaman de la comisaría.
- Tryson - dije.
- Buenos días Tryson - dijo Dobson - tenemos una reunión en 10 minutos en la oficina.
- De acuerdo - dije - ahí estaré.
¿Una reunión? Me preguntaba. ¿Para qué narices teníamos una reunión?
Una vez en comisaría (y de buen humor, aunque aún no se el motivo) saludé a todo el que allí estaba trabajando con la mano, a lo que me respondieron con un "buenos días", una sonrisa, o un simple gesto.
Entré en el despacho grande de la comisaría, donde de repente, me encontré con mi superior.
- Señor - dije - ¿qué hace usted aquí?
- Bueno - respondió - siéntate, te estábamos esperando - dijo mientras desviaba su mirada hacia Dobson y Clart.
Por un momento me asusté, "ahora es cuando me despiden" pensé, pero no, no había hecho nada para merecerme aquello, así que relajé mi compostura y dirigí mi cabeza hacia mi superior para escuchar de que tenía que hablarme.
- Es sobre un nuevo caso - dijo Clart.
- Sí - respondió mi superior - se trata de un caso en el que están involucrados mis mejores amigos y me gustaría que nos centrásemos en ello.
- Entiendo - respondí - pero tiene que ser un caso grave porque hay prioridad en otros.
- Tan legal como siempre - respondió mi superior - se trata de un secuestro.
- ¿Secuestro? - pregunté - creía que yo sólo trabajaba en homicidios.
- Exacto - respondió Dobson - pero creemos que así podemos abrirnos a nuevas áreas.
Dudé por un momento pero al final asentí.
- De acuerdo - dije - ¿por dónde empezamos?
Mi superior me devolvió la sonrisa, pero antes dijo:
- Ah, por favor, que no se entere la prensa, a mis amigos no les gustaría que esto saliese a la luz.
- Sin problema - respondimos Clart, Dobson y yo a la vez.
Nos pasamos prácticamente hasta el anochecer revisando el caso, y hablamos personalmente con la familia. Era la hija pequeña la que había desaparecido. Por lo visto era una adolescente normal, de unos 15 años, integrada socialmente y sin problemas. Había desaparecido de noche, ya que su madre, al ir a despertarla para que fuese al instituto no la encontró en la cama, creyó que ya se había despertado, pero encontró sangre en la cama y en la ventana, lo que automáticamente la llevó a llamar a la policía.
- Necesitamos ir a la habitación de su hija Katy para comprobar si hay alguna prueba en el escenario del "crimen" - dije mientras miraba a la madre de Katy.
- De acuerdo - respondió.
- ¿Por qué cree que es un secuestro y no un... intento de asesinato? - preguntó Dobson preocupado de confundirse con sus propias palabras.
- Mi marido es un empresario muy rico, pero ha arrebatado muchos puestos de trabajo y hundido muchos negocios, lo que le ha provocado muchos enemigos... Creo que lo que pueden querer sea simplemente conseguir nuestro dinero - respondió la madre de Katy.
- Les conectaremos sus dispositivos móviles a nuestro sistema de rastreo de llamadas por si los secuestradores se ponen en contacto con ustedes - dijo Dobson.
- Muchas gracias por todo, de verdad - dijo la madre de Katy.

Fui la única del grupo que fue a investigar si había pruebas en la habitación de Katy, junto a los técnicos, que no dio muchas respuestas porque lo único que encontré fue una ventana abierta. Pero cuando iba a darme por vencida y volver a comisaría sin una sola prueba, encontré gotas de sangre en un rincón de la cama.
Por un momento pensé que tenía algo de bueno el caso, luego caí en que si la sangre era de Katy, tendría que contarle a mi superior que la hija de sus mejores amigos podía estar en peligro, y herida, y no me hizo ninguna gracia.
Cogí algunas muestras de esa sangre y volví a comisaría.

- Bien - dije rectificando - quiero decir... mal. He encontrado sangre en un rincón de la habitación, Clart, llama a la madre de Katy y que nos diga el grupo sanguíneo al que pertenece su hija, así compararemos a ver si coincide.
- Vale - dijo Clart.
- ¿Alguna llamada o mensaje nuevo que tenga que ver con el caso a los padres de Katy? - pregunté a Dobson.
- Nada de momento - respondió.
- EH EH EH UN MOMENTO - dije prácticamente gritando - ¿dónde está el padre de Katy?
- Se supone que de viaje de negocios - respondió Dobson.
- ¿Y no ha llamado ni una sola vez a su mujer? Comprueba por favor el registro de llamadas a ver cuando fue la última vez que hablaron el señor y la señora Swan, quiero decir, los padres de Katy - dije.
Dobson se fue unos segundos y volvió diciendo:
- Hablaron ayer por la tarde, supongo que la madre de Katy le llamó para contarle la desaparición de su hija - dijo.
- ¿Y no ha vuelto a llamar? ¿Ni un mensaje, ni un "qué tal estás"? ¿Nada? - pregunté.
- Nada de nada - respondió Dobson negando la cabeza.
- ¿Tenemos el número del teléfono móvil del padre de Katy? - pregunté.
- Sí, voy a rastrearlo para averiguar su posición - me dijo.
Intentamos localizar al padre de Katy, pero el GPS de su móvil estaba desconectado. Teníamos a tres cuartos de la comisaría pendiente por si el GPS se activaba en algún momento, pero era ya de madrugada y los turnos de trabajo cambiaban. Excepto para nosotros, claro, a nosotros nos podían llamar a cualquier hora para venir a trabajar. Ya podíamos estar en China, de fiesta, durmiendo, o en la ducha, porque teníamos que ir pasase lo que pasase.
El sueño acechaba ya en mi cabeza porque se me cerraban los ojos, y estaba a puntito de quedarme dormida encima de mi mesa del ordenador, cuando de repente un técnico de la sala de localización gritó:
- ¡SE ENCENDIÓ! ¡SE ENCENDIÓ!
- ¿EL QUÉ SE HA ENCENDIDO? - dije gritando para que me oyese desde el otro lado de la oficina.
- ¡EL GPS, EL GPS! - dijo gritando otra vez.
Me levanté de un bote del asiento y salí disparada hacia su mesa.
- Francia - dijo - concretamente París, en la calle...
Pero en ese momento el GPS se volvió a desconectar.
- Francia, París - dije - me basta... Clart, deja de dormir, o de hacer que duermes y llama en este instante a la madre de Katy, a ver donde decía su marido que iba a estar esta semana durante viaje de negocios.
- Pero Tryson, son las 4 de la mañana, ¿vamos a interrumpirle el sueño a esa señora? - dijo medio sollozando.
- Si no interrumpo su sueño, su hija podría estar muriéndose en algún rincón de este planeta y nunca averiguaríamos donde, ni como, ni quien - respondí seriamente.
- De acuerdo - dijo.
Menuda mierda TAAAAAAN GRANDE. Coincidía, el padre de Katy estaba de viaje de negocios allí, en París, Francia, además, comprobé sus datos y había asistido a diferentes reuniones allí la noche que desapareció y todo estaba correcto. Una vez más, no tenía nada. Así que sin pegar ojo, me puse a investigar los enemigos de los que me había hablado la madre de Katy, que tenía su marido.
Y menudos enemigos, se había cargado nosecuantas mil empresas, había despedido a nosecuantos mil millones de empleados y por si no fuera poco, había destruido la empresa de... SU PROPIO HERMANO. Pero dios mío, es que era una maldita locura, ¿cómo iba a cargarse alguien la empresa de su propio hermano? Pero mis ojos se cerraron y nadie me despertó con nuevas noticias sobresaltantes así que "buenas" noches que tuve.

- ISIS, ¿POR QUÉ ME LLAMAS AHORA? - grité.
- Son las 7:30 de la mañana, la gente suele estar trabajando a esas horas - me respondió.
- Claro - dije suspirando - y eso hago, pero llevo trabajando desde anoche y estaba dándome un respiro durmiendo un par de horas...
- Ay... lo siento - me dijo.
- Nada da igual - dije cambiando de humor - ¿qué querías?
- He pensado en hacer la mudanza a final de mes... Sobre el 27 o 28 de octubre - dijo.
- Buena idea, yo voy a empezar a instalarme en el nuevo piso a finales de esta semana - dije.
- Ah, genial, bueno, te llamaré cuando esté todo asegurado - me dijo.
- Vale, hasta luego Isis.
- Hasta luego.

Entró mi superior por la puerta.
- HAN PASADO 3 DÍAS Y SEGUIMOS SIN SABER NADA, ¿ME PODÉIS EXPLICAR POR QUÉ? - dijo mi superior muy enfadado.
No teníamos respuestas, ni preguntas, nada. Habíamos interrogado a todos y cada uno de los "enemigos" que el padre de Katy tenía, y nada. No había respuestas. Ni llamadas que hubiesen realizado a la familia, comenzamos a desesperarnos.
- Se acabó - dije - no hay pruebas, ni respuestas, NADA. No podemos investigar nada más. Lo siento superior, yo no puedo más con este caso.
- Perdone Tryson, ¿qué ha dicho? - me dijo mi superior.
- Se cierra el caso por falta de pruebas - dije.
Clart y Dobson me miraron boquiabiertos por como estaba dirigiéndome a mi superior, pero esto a veces sucedía, había veces que no se podían resolver los casos.
CASO CERRADO.

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